PENSAMIENTOS PEDRO GERARDO

ÁRBOL
ÁRBOL

PENSAMIENTOS  Y POEMAS


Creció en mi frente un árbol.

Creció hacia dentro.

Sus raíces son venas,

nervios sus ramas,

sus confusos follajes pensamientos.

Tus miradas lo encienden

y sus frutos de sombras

son naranjas de sangre,

son granadas de lumbre.

 

Amanece

en la noche del cuerpo.

Allá adentro, en mi frente,

el árbol habla.

 

Acércate, ¿Lo oyes?

 

Octavio Paz

 


 


 

Aquí te AMO: http://www.youtube.com/watch?v=P5jnjVltZUs
NOTAS sobre el poema 18
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NOTAS A PÍE DE PÁGINA A UN POEMA DE NERUDA.

 

Aquí te amo poema 18 pablo Neruda



"Aquí te amo. 
En los oscuros pinos se desenreda el viento. 
Fosforece la luna sobre las aguas errantes. 
Andan días iguales persiguiéndose. 

Se desciñe la niebla en danzantes figuras. 
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso. 
A veces una vela. Altas, altas estrellas. 

O la cruz negra de un barco. 
Solo. 
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda. 
Suena, resuena el mar lejano. 
Este es un puerto. 
Aquí te amo. 

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte. 
Te estoy amando aún entre estas frías cosas. 
A veces van mis besos en esos barcos graves, 
que corren por el mar hacia donde no llegan. 

Ya me veo olvidado como estas viejas anclas. 
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde. 
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta. 
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante. 

Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos. 
Pero la noche llega y comienza a cantarme. 
La luna hace girar su rodaje de sueño. 

Me miran con tus ojos las estrellas más grandes. 
Y como yo te amo, los pinos en el viento, quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre".

 Pablo Neruda  


El poeta Pablo Neruda que describe este puerto del amor, en este bello poema, lo dedica a un estado donde yace la soledad de la muerte del amor, Aquí te amo. La referencia espacial del “aquí” se nos abre en primer plano como el puerto mismo. El paraje solitario es nuestro puerto y nosotros mismo nos vemos como el puerto.  Pero un puerto no es un lugar cualquiera,  su característica primordial es la de estar frente al mar. Pero qué representa este mar, no es la mar ¿el principio y la esencia misma de la vida? Entonces, el paraje se trasforma en el presente de una visón mística, la visión misma de la agonía del poeta.

 

Si la vida es momentos, el poema llama la atención sobre una parte de aquella oscura vivencia.  “En los oscuros pinos está sucediendo algo asombroso”, La mirada se detiene allí en lo alto de sus ramas y descubre que en ellos, se desenreda el viento.  Extasiado entre la tarde que se consume como una llamarada y la noche que lo invade con su manto de sombras, el poeta contempla la vida desde los oscuros pinos donde se desenreda el viento: el viento desenredándose evoca allí en lo alto de las copas la ausencia de su amor.  La vivencia se retrotrae a este escape de su soledad, le refleja su solitaria vida, una vida que se asemeja a este paraje de sombras desde los que se despliega la conciencia de estar en un puerto, de ser como él en todos los aspectos.  Se siente la vivencia como un puerto abierto hacia la inmensidad de la mar, la lejana mar que muestra como la luna fosforece sobre sus aguas errantes. Esta es la primera indicación del dolor y de la soledad que lo invaden. Una visión pálida de la luna sobre aguas incesantes, sobre días que se repiten de manera tristemente iguales, el dolor se vuelve soledad y monotonía.

 
La insondable soledad del poeta es cada vez más aguda, la frecuencia de las olas frente al mar trae con ellas una ráfaga de recuerdos que aquí se materializan a través de las muchas metáforas. Las imágenes que nos retrotraen al dolor se abren a la visión del poeta con la noche y “la niebla danzante en figuras”, ellas nos traen el momento pasado del amor en el recuerda a presente, pero esas imágenes se cargan de tristeza, nos muestran el abismo que nos deja el amor y el recuerdo del amor. El olvido se aleja en la “gaviota de plata”, ese dulce recuerdo del ayer y del amor, que se descuelga del cielo en medio de este solitario paraje.  “A veces una vela”… esta imagen muestra con nostalgia que no sólo se trata de un instante de la vida parado frente al desierto de la mar inmensa y dolorosa, sino que al igual que los días que andan solo repitiéndose, la vivencia de dolor y la soledad es algo que no nos abandona tan fácilmente, al contrario, se mantiene persistiendo durante el tiempo retenido de la monotonía. Por ello, allá, en el confín, el indefinido horizonte de vez en cuando revela “la cruz negra de un barco” hundiéndose como el amor en el recuerdo que en su eco se vuelve vacío.



La soledad y la ausencia del amor fatigan el alma del poeta y su punto de máximo dolor  lo hacen exclamar: “se fatiga mi vida inútilmente”. Sólo desde este punto en que se pierde la mirada en ese vasto horizonte marino, sólo desde este paraje solitario puede ahora, amar. Así se viene otra visión a exhortar en su alma, al llamado de su vaciedad, de su inmensa soledad abrumadora, entonces, el poeta ve “cómo se van sus besos en esos barcos sin rumbo”, y lo penetra aún más la oscuridad, la noche y el olvido. El poeta se siente abandonado como la tarde que lo deja, como el puerto mismo y sus oxidadas anclas, abandonado por los errantes barcos que marchan inefables a otros puntos, a otros parajes, a otros puertos donde aún tal vez exista otra forma del amor.


Entonces allí detenido en su mirar sombrío, “sobre las viejas anclas” se siente así mismo abandonado, abandonado como aquellas oxidadas y viejas anclas al borde de la playa, al filo del agua, de la noche fosforescente por la luz de la luna, olvidado por el amor. Entonces exhala su sentimiento más profundo: “se fatiga mi vida inútilmente” y la paradoja se cierra sobre sí: “amo lo que no tengo”. 


El poeta nos muestra que el amor en su delirio del otro y ante la ausencia del otro, se enamora del recuerdo del otro. Y a pesar de la soledad y su fatiga, persiste en el recuerdo de la amada, persiste en la memoria, en la  evocación, en el ensueño y en la visión misma de su presente que se consume como el viejo y olvidado puerto rodeado de noche y de estrellas. Todo en él se consume, como el mar, la tarde y la noche, así igualmente es en su esencia su amor por ella. Por ello canta: “la noche llega con su rodaje de sueños”. Al igual que la luna, su mente se llena de las sombras de ella, de sus reflejos, de su fantasma, y hasta en los altos pinos escucha un canto: el nombre de su amada detenido, retenido y enredado en sus hojas de alambre. 


La referencia explícita al “aquí” señala que es desde el viejo puerto olvidado desde donde el poeta siente el amor-dolor. Esa pareja antitética que persiste en el tiempo de cada presente, de cada recuerdo, de cada evocación de su amada. Tal vez por esta inquietante forma de vivir el tiempo, es que cobra sentido la frase: “y en vano te oculta el horizonte”. Porque el tiempo es recuerdo y presencia de su amor, el amor de ella que lo penetra en cada ahora, y es que el poeta se ve a sí mismo prisionero en este sentimiento de esta visión constante de la pena y el dolor que no lo dejan, pero que lo lanzan al olvido como las viejas anclas en la arena de los días. El tiempo regresa una y otra vez, del futuro vacío, al presente de sombras, al pasado retenido y puesto en imagen sobre las estelas de la mar insondable, regresa siempre al <<ahora presente>>, como las olas, siempre ahí sobre la playa, sobre el puerto.

El ahora presente que se fuga en cada instante como la ola, evoca la inmensa mar extensa, al igual que el puerto evoca la ausencia de la amada. “A veces una vela, altas, altas estrellas”, en lo alto, en la lejanía, en ese horizonte abierto, en ese horizonte que en vano oculta el amor por su amada, de vez en cuando se ve una vela, la vela de un barco, una fugaz mirada que se hunde en la altamar y sólo deja la mirada abierta hacia el espacio circundado por estrellas, aquellas estrellas que le recuerdan esos grandes ojos fijos, los ojos que le muestran en cada ahora que evoca, la ausencia sombría del amor, la no presencia persistente de su amada y su reclamo de amor que ya no llega. Una y otra vez la imagen recrea el dulce amor perdido como una fantasmagoría, como un eterno retorno, como un ancla clavada en el corazón del poeta, en su recuerdo, un pasado que ahora no deja de retornar entre el ancho espacio sideral del horizonte marino y los pinos en donde anclado a la tierra, se muestra el desolado paraje del puerto.

El tiempo que lo consume todo como el mar insondable, le revela su duración prologada en el dolor al poeta. “A veces amanece y hasta mi alma está húmeda....” esta imagen evoca la larga espera del amor que nunca llega, ese sentimiento doloroso que nos deja la partida del ser amado y que con el tiempo se trasforma en esperanza y redención.... ¿Cuántas veces no nos hemos sentidos inundados por el llanto y la desesperación ante la irrevocable consigna de la soledad? No es esto suficiente para amanecer con el dolor a flor de piel y con el alma húmeda por su llanto? ¿No nos ha sucedido acaso, que ante la inútil espera del amor perdido, hasta nuestra alma se queda suspendida en ese horizonte donde ve hundirse y desaparecer los barcos que se llevan nuestros besos de amor?

 

“Suena, resuena el mar lejano”


El poeta inmerso en el dolor siente el llamado del mar, de la lejanía, de la muerte.  Esto es lo que representa el resonar del mar. El poeta sabe que el mar es la vida, la profundidad insondable, como los de los días que andan sucediéndose en la inexorable ligazón de los segundos. La visión estética del mar se caracteriza por el sentimiento de plenitud, grandeza y belleza juntas. Quien no ha estado frente al mar no entiende la metáfora con la que se puede representar la vida. Frente al abismo de lo inefable, de la totalidad y de la extensión indefinida y abierta del mar, el poeta casi llorando repite: “aquí te amo”, este es un puerto. Pero este puerto es él mismo....el puerto somos cada uno de nosotros, los mismos que miramos fijamente los días que se suceden de manera idéntica cuando nos ha dejado el amor, y los mismos, que vemos en las estrellas fijas del cielo, la mirada de nuestro amor perdido.

 

Pedro Gerardo Acosta

Filósofo Magister

 

 

Comentarios: 3
  • #3

    Centrifugal Juicer (lunes, 06 mayo 2013 01:25)

    I just shared this on Twitter! My pals will definitely want it!

  • #2

    pedroacostafilosofia (domingo, 25 marzo 2012 20:20)

    Muy bellos poemas.

  • #1

    RUBI ESMERALDA (sábado, 24 marzo 2012 21:37)


    De Freire para ti “Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión”.

Lo perdido

¿Dónde estará mi vida, la que pudo

haber sido y no fue, la venturosa

o la de triste horror, esa otra cosa

que pudo ser la espada o el escudo

 

y que no fue? ¿Dónde estará el perdido

antepasado persa o el noruego,

dónde el azar de no quedarme ciego,

dónde el ancla y el mar, dónde el olvido

 

de ser quien soy? ¿Dónde estará la pura

noche que al rudo labrador confía

el iletrado y laborioso día,

 

según lo quiere la literatura?

Pienso también en esa compañera

que me esperaba, y que tal vez me espera.

 

BORGES

 

PENSAMIENTOS

 

Estos pensamientos vinieron a la claridad de mi alma mientras caminaba por las desacostumbradas calles de Bogotá,

 

Terminó otra tarde, se fue, se consumió como una llamarada, se transformó en recuerdo.

La luz, "la rosada hija de la mañana", como dijo el poeta toca los últimos contornos de las cosas y se marcha, dejando todo en la penumbra. Pero el pequeño y singular instante es suficiente para mostrarme un aspecto de cada cosa. Luego la idea fugaz rebota como eco y se fuga, marchando por el tiempo a mi pasado.

 

Yo, entre tanto, voy sembrando estos espectros por las vidriosas calles y avenidas, voy caminando, deambulando entre estas sombras, entre estos espectros y recuerdos, mirando el pasado con mis ciegos ojos.

 

Y allí, en los escombros, en las ruinas de los días desaparecidos, nace tu recuerdo.

Tu recuerdo de luz, que es mi recuerdo, no como estas palabras que te dejo, que siembro en tí, que hago brotar en tus espejos.

 

Nada digo de tí, solo te nombro, sombra, arena que se llevó el viento, rumor de días de otoño.

 

La espera de los días lleva nuevos nombres, otras palabras, otras luces y otros camino que he levantado para otras horas venideras y otros días.

 

También allí brota la sed, el encanto, la fantasía y el perfume de las flores…

Van creciendo conmigo nuevos pensamientos, habitan en mí otros colores para días venideros y el devenir de los días.

 

Gerardo Acosta 

 

 

 

 

Estos pequeños y fortuitos encuentros a pesar de ser tan efímeros constituyen lo más sagrado de nuestras vidas. Saber que estamos aquí en el mismo tiempo en la conciencia fugaz de nuestra época, compartiendo trozos del pan de la vida y átomos del sueño del mundo. Llenar e iluminar el espacio de otros con nuestra voz...Nuestras sonrisas y nuestras ideas, es toda una bendición que se diluye en el aire tibio de una tarde, un eco que se aleja por el túnel de la memoria. Gracias por estar ahí tíos construyendo tantos momentos tan maravillosos en nuestras vidas.

 

GERARDO ACOSTA

 

Poemas José Luis Borges.
Borges.
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Entre el mínimo incendio de la rosa
y la máxima ausencia del lucero,
se quedó tu recuerdo prisionero
viviendo en cada ser y en cada cosa.

Te recuerdo en la cita milagrosa
que se dan la mañana y el jilguero,
y en el aire, traslúcido tablero
donde escribe en color la mariposa.

Todo me habla de ti. Sobre la brisa
persiste la nostalgia de tu risa
como una dulce música remota.

En los labios tu nombre me florece,
y al saberte lejana, me parece
que me bebo tu ausencia gota a gota.

 

Jorge Robledo Ortiz

Poema del instante final


Hermann Lema

Es tiempo de partir:
de huir hacia el futuro es tiempo.
Despleguemos las velas del pasado
y digamos adios al viejo puerto.

No debemos llorar.
Nuestros destinos de atávica fortuna
muy lejos estarán en la alta noche
cuando navegue el barco de la luna.

Como vine me voy.
siguiendo las estelas de un sueño sin sentido
me voy como los vientos, sin oídos,
me voy como los vientos
sin regreso.

No quedará una huella de mi paso.
Quizás un verso que esculpió mi angustia,
seguirá como un eco en otros labios
describiendo mi sombra taciturna.

CUERPO DESHABITADO
Aquí encontramos unos de los más bellos poemas de Rafael Albertí del libro de poemas: sobre los ángeles.
I CUERPO DESHABITADO.pdf
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